martes, 25 de febrero de 2014

Editopías

Josué Díaz-Moreno

PRESUPUESTOS PARTICIPATIVOS PARA EL EMPODERAMIENTO CIUDADANO

El Ayuntamiento de Almuñécar ingresará en los próximos meses más de 6 millones de euros procedentes de La Mancomunidad de Municipios, un dinero que nos pertenece a todos los sexitanos por derecho. Estos fondos llegarán para la reparación de infraestructuras de uso general, por lo que el gobierno municipal podrá invertirlos en las partidas presupuestarias que considere más oportuno y necesario dentro de este capítulo.

Mucho se está hablando y se hablará desde diferentes frentes acerca del destino de estos fondos. Lejos de querer entrar en suposiciones o sospechas mal pensantes, es evidente que corresponde al grupo municipal en el gobierno ejecutar el presupuesto municipal como considere oportuno, previa voz de los diferentes grupos municipales que conforman el Pleno y en todo caso, atendiendo el Programa Electoral comprometido con la ciudadanía y sus votantes.

Si preguntáramos a la ciudadanía acerca de las prioridades de gasto, seguro que habría unanimidad en en torno a un factor clave: la generación de empleo. Nadie lo pone en cuestión. El debate quizás, vendría acerca del cómo y el para qué. Y es que, en la actual coyuntura económica, resulta fundamental contar con estrategias eficaces y eficientes, que sean capaces de dinamizar la economía de nuestro municipio, fortalecer nuestros sectores estratégicos, generar procesos innovadores y promover nichos de empleo sostenibles.

Pero habría otro factor clave que considerar para una gestión óptima de los fondos municipales: la apropiación por parte de la ciudadanía de estas estrategias, para lo cual, sería necesario impulsar un proceso de planificación presupuestaria participativa. Se trataría en suma, de garantizar la voz de los principales sectores productivos, pero también de los diferentes barrios de Almuñécar, a la hora de establecer las prioridades de gasto. Ello permitiría al ciudadano entender la complejidad de la gestión municipal, -donde siempre hay recursos limitados para afrontar necesidades ilimitadas-, al tiempo que fomentaría un mayor compromiso y apropiación del proceso, lo que derivaría en un mayor empoderamiento comunitario, -receta básica para evitar la manipulación política-mediática a la que, por desgracia, estamos tan acostumbrados en nuestro municipio y en nuestro país.

Un ejemplo ilustrativo, si me lo permiten. Si discutiéramos acerca de obras públicas y mejoras en equipamientos públicos, estaríamos propiciando un debate abierto entre los diferentes barrios de nuestro municipio para priorizar las necesidades más acuciantes, teniendo siempre como referente la satisfacción y ejercicio de derechos fundamentales, en su dimensión universal y al menos de contenido mínimo esencial. El producto de dicho proceso sería una decisión consensuada acerca del interés general, lo cual dotaría de indudable legitimidad al proceso. Estaríamos ante un claro ejercicio de democracia directa por parte de la ciudadanía.

Otro de los innegables beneficios de un proceso de presupuestos participativos sería conseguir despejar, de una vez por todas, el fantasma del manejo indebido de los fondos públicos con fines electoralistas y partidistas, algo a lo que, por desgracia, este municipio está tan acostumbrado y de lo que tenemos varios ejemplos desastrosos. Y es que la participación se aseguraría también en la parte de rendición de cuentas y fiscalización, habiendo un mayor control ciudadano sobre los procedimientos de ejecución de decisiones.

En definitiva, se trata de una conquista ciudadana de primer orden y de gran valor sobre la que algunos municipios andaluces ya han avanzado[1]. En el siglo XXI, la democracia, o será participativa o no lo será, y el municipalismo no puede quedarse al margen. Almuñécar, tampoco.




[1] Sevilla, Antequera, Coín, Benalmádena, Algeciras, Jerez, Córdoba, Puente Genil, Jaén, Torredonjimeno, Granada, por citar algunos ejemplos.

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